Patricia Bañuelos
La tripa añora, tiene memoria, posee un poder de amarre de largo alcance. La tripa llama y el alma es incapaz de hacerse la que no oye. Hasta donde tengo entendido, el sobrante del nudo de mi ombligo no está enterrado en ninguna parte; si no fue a dar a la basura, tal vez sigue tieso e inerte dentro de la caja de puros en donde mamá guarda sus tesoros, sin más cerrojo que un remedo de moño rosa descolorido.